Estamos condenados a ser libres. Esta frase de
Sartre condensa muchos de los conceptos vertidos en “El existencialismo es un
humanismo”, una conferencia surgida por la motivación de defender su doctrina filosófica
(el existencialismo), de las críticas de
principalmente dos sectores: el marxismo y el cristianismo.
¿Por qué estamos
condenados a ser libres? Básicamente porque el
hombre es libertad, si bien es la suma de todos sus actos individuales
hasta el momento; también es proyecto, está siempre por hacerse, abierto a sus
posibles. Para una mejor comprensión de este punto es útil acudir a la máxima
del existencialismo: La existencia
precede a la esencia, la cual quiere decir que no hay un “molde”
preexistente al que el hombre debe ajustarse, por el contrario, la esencia se
elige en cada acto, la esencia no es algo que está dado sino que es algo que el hombre se da a si mismo a través de la elección. De aquí también se desprende el motivo por el cual
ningún hombre pueda juzgar al otro: no hay un molde patrón de hombre con el que
sea posible comparar y, posteriormente, juzgar.
Una de las
críticas que se le plantearon a Sartre fue que el existencialismo conducía al quietismo, producido por la
desesperación (producto de la ausencia
de una naturaleza humana a la que
atenerse). Pero el existencialismo busca lo contrario, se trata de un llamado a
la acción, siendo cada hombre lo que él
hace y siendo, a través del acto
libre, el responsable ético de su existencia. Es que en el existencialismo no
encontraremos una moral que establezca a
priori lo que debe hacerse, será el hombre quien elija su propia moral.
Otro de los
planteos que se le hace a Sartre es que el existencialismo parte de la
subjetividad pura, del cogito
cartesiano, lo que no hace posible captar a los hombres que se encuentra fuera
del yo. Sartre responderá a esta objeción a través de
un cogito reformulado, en donde doy cuenta de mi existencia a través del
otro. Aquí, a diferencia de lo que
ocurre en el yo pienso cartesiano, no es posible un yo sin un tú. El otro es
condición necesaria de mi existencia. En este mundo, que Sartre llamará la intersubjetividad, el hombre, al decidir
lo que es, decidirá también lo que son los otros.
El hombre es libertad, por lo que no podrá querer
otra cosa que su libertad, y al luchar por ella también lo estará haciendo por
la dignidad y el concepto de hombre. Entonces, si como hombre, busco y quiero mi libertad, no puedo sino querer y
buscar también la libertad del Otro.
1 comentario:
Soy de leer mucho y de esta manera quiero seguir investigando y poder aprender sobre nuevos autores. Hace un tiempo quiero conocer muy bien el fenómeno del existencialismo y de esta manera poder tener una percepción clara de esto
Publicar un comentario