martes, 17 de junio de 2008

La pura Verdad


Si ustedes lo permiten, prefiero seguir viviendo.
Después de todo y de pensarlo bien,
no tengo motivos para quejarme o protestar:
siempre he vivido en la gloria: nada importante me ha faltado.
Es cierto que nunca quise imposibles;
enamorado de las cosas de este mundo con inconsciencia y dolor,
miedo y apremio.

Muy de cerca he conocido la imperdonable alegría;
tuve sueños espantosos y buenos amores, ligeros y culpables.
Me averguenza verme cubierto de pretensiones;
una gallina torpe, melancólica, débil, poco interesante,
un abanico de plumas que el viento desprecia,
caminito que el tiempo ha borrado.

Los impulsos mordieron mi juventud y ahora, sin darme cuenta,
voy iniciando una madurez equilibrada, capaz de enloquecer a cualquiera o aburrir de golpe.
Mis errores han sido olvidados definitivamente;
mi memoria ha muerto y se queja con otros dioses varados en el sueño y los malos sentimientos.

El perecedero, el sucio, el futuro, supo acobardarme, pero lo he derrotado para siempre;
sé que futuro y memoria se vengarán algun día.
Pasaré desapercibido, con falsa humildad, como la Cenicienta,
aunque algunos me recuerden con cariño o descubran mi zapatito y también vayan muriendo.
No descarto la posibilidad de la fama y del dinero; las bajas pasiones y la inclemencia.
La crueldad no me asusta y siempre viví deslumbrado por el puro alcohol,
el libro bien escrito, la carne perfecta.

Suelo confiar en mis fuerzas y en mi salud y en mi destino y en la buena suerte:
sé que llegaré a ver la revolución, el salto temido y acariciado,
golpeando a la puerta de nuestra desidia.

Estoy seguro de llegar a vivir en el corazón de una palabra;
compartir este calor, esta fatalidad que quieta no sirve y se corrompe.
Puedo hablar y escuchar la luz y el color de la piel amada y enemiga y cercana.
Tocar el sueño y la impureza, nacer con cada temblor gastado en la huida.
Tropiezos heridos de muerte;esperanza y dolor y cansancio y ganas
Estar hablando, sostener esta victoria, este puño; saludar, despedirme.

Sin jactancias puedo decir que la vida es lo mejor que conozco.

Paco Urondo - 1967

Recordamos al compañero Paco en el aniversario de su asesinato en 1976 a manos de los cobardes custodios de siempre. Poeta y revolucionario, el Postmisticismo te rinde un sentido homenaje.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que buen dia para declarar mi libertad, un pequeño homenaje a los caídos, desde mi lugar.

nanolefou dijo...

Paco hermosamente vivo, venciendo a la muerte y al olvido y aún superando a la vida.
Paco, hombre de palabra y batalla, hombre en toda la integridad del término, es decir: poeta, revolucionario, vencedor
Te inolvido, Paco

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.