lunes, 2 de julio de 2007

Llegaremos a ser libres cuando dejemos de elegir la condición de esclavos del sistema para ser amos de nuestra propia vida


Toda voluntad de saber implica una voluntad de poder. Por lo tanto la voluntad excesiva de saber de Fausto implica una voluntad excesiva de poder. Y es esta trasgresión del saber (y del poder) la que termina convirtiendo a Fausto en un monstruo.
Intenta descifrar racionalmente su ser. Su saber científico no le alcanza para explicar su ser y conquistar a Margarita, por lo que requiere de un saber esotérico, magia y hasta un pacto con el diablo: “he estudiado filosofía, teología, ingeniería y ahora veo que no se nada […] magia es lo que necesito… (1)
Entiendo al Fausto de Goethe como una metáfora de la burguesía alemana de su época, a la cual al igual que a Fausto, su excesiva ambición de dominio / poder terminará destruyendo.
Se ve en la obra la expresión del evolucionismo goetheano: “te moverás según normas eternas, atravesando formas incontables, hasta que seas hombre tienes tiempo.” (2)
También Fausto tendrá tiempo para esforzarse en revertir su accionar, aunque no lo logre, será este esfuerzo el que termine salvándolo: “a quien siempre se esfuerza podemos rescatar y redimir” (3) dicen los ángeles al rescatar su alma del infierno, y podríamos agregar: la salvación será para quien no cesa de esforzarse y aspira siempre hacia lo alto.
Es el racionalismo absoluto, la interpretación del hombre como máquina y la ambición desmedida de poder los que llevan a Fausto a su perdición.
Entender al Fausto goetheano como metáfora de la burguesía, nos permite entender también al modo de producción capitalista como pérdida del propio cuerpo, que se transforma en un medio de producción para otro, en una máquina.
En este método de producción en cuanto un objeto es adquirido pierde su valor que tenía cuando no nos pertenecía e inmediatamente es reemplazado por otro, que sufrirá el mismo proceso de vaciamiento en cuanto nos pertenezca. Así se produce indefinidamente el proceso de producción y consumo.
Este mecanismo se refleja en los vínculos sociales en donde hombres y mujeres cosificados se comprometen en un circuito indefinido de apetencia, consumo, desgaste y sustitución.
Esta misma lógica del modo de producción capitalista se presenta en la idea de progreso indefinido de la razón moderna (filosofía de la historia). Goethe dispara desde Fausto contra el idealismo absoluto hegeliano, que conquistaba la primacía filosófica en Alemania por los años en que esto se escribe: “resuelto y decidido pareceis, más no vayais a casa en – absoluto”– le dice irónicamente el demonio al bachiller. (4)
Hegel nos dice que a partir de nuestras necesidades llegaremos a ser libre, aunque podemos decir que justamente cuando nos libremos de las necesidades impuestas por esta sociedad de consumo, llegaremos a ser libres.
O más aún, llegaremos a ser libres cuando dejemos de elegir la condición de esclavos del sistema para ser amos de nuestra propia vida.


L.E.A: Goethe. Fausto. Editorial Planeta. 2003. Página 15.
O.C.: Página 246
O.C.: Página 349
O.C.: Página 199

2 comentarios:

espifanía dijo...

El sistema nos plantea infinitas trampas para permanecer esclavos,y va todavía más allá, haciendonos complices de nuestra propia esclavitud mediante nuestro disfrute de sus migajas.

No es imposible liberarnos de las cadenas imperiales, todo depende de nuestra dignidad.

Anónimo dijo...

Amigos, los felicito nuevamente por este espacio de reflexión.
Les dejo una frase de un heroe olvidado.
"Si los pueblos no se ilustran, si no se divulgan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que puede, vale, debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas y será tal vez nuestra suerte cambiar de tiranos sin destruir la tiranía."
Mariano Moreno