No hagamos boludeces. Cuidemos, atesoremos uno de los últimos refugios que le quedan a nuestras almas, tan globalizadamente banalizadas.
No hagamos boludeces. Vamos a entregarnos a la embriaguez de una fiesta única, hagamos que dure el mayor tiempo posible, no aceleremos una despedida que apuñalaría corazones.
No hagamos boludeces. Ahí, en ese instante, en esa combinación de coordenadas espaciales y temporales, somos hermanos, auténticamente hermanos. Cuidémonos entre todos.
No hagamos boludeces. Una multitud se compone de la suma de individuos, si cada individuo se hace cargo de lo que le toca, si cada uno se hace responsable de sus actos, la multitud no se equivoca jamás.
No hagamos boludeces. Nos lo pide alguien que lleva muchos años regalándonos pura magia en momentos suspendidos en el tiempo, haciéndonos sentir jodidamente vivos. ¿Podremos ser tan pelotudos como para defraudarlo?
No hagamos boludeces. Dale, vamos a celebrar sin un puto incidente. Por el Indio, por Nosotros, por la Magia.