martes, 15 de junio de 2010

Justificar la propia existencia

Creo que si hay que justificar la propia existencia ante alguien o algo es primordialmente ante uno mismo, de ahí que se trate de un acto necesariamente personal. Nadie puede hacerlo por otro. Quizás se trate del acto más personal y singular después del acto de morir. Porque justificar va a significar hacerse cargo de uno mismo, darse algún sentido, cualquiera que sea. Este sentido será genuinamente nuestro siempre que lo hayamos elegido nosotros en lugar de vivir la vida que se tiene que vivir, según los postulados que vaya a saber qué o quién estableció alguna vez.
Descartes decía que somos una cosa que piensa, que a partir de nuestra subjetividad es que podemos dar cuenta de nuestra existencia. Es un buen punto de partida: recuperar la subjetividad, descosificarse, parar la pelota y mirar para adentro. Pero una vez que recuperemos la lucidez de nuestro autoconocimiento, habrá que hacer algo con eso. Caso contrario, nuestra singularidad será nuevamente presa fácil para volver a alienarse en el consumo, el trabajo, la caja boba o en cualquiera de los pilares del globalizado sistema capitalista. Un camino posible es sumarle, al pensamiento, la elección. Reformular, en términos sartreanos, el cógito cartesiano para pasar a ser una cosa que elige. Darse el propio sentido y actuar consecuentemente con eso que elegimos. Sólo en un contexto de este tipo es que es posible encontrarse con la tranquilidad verdadera: aquella que otorga la coherencia de nuestros actos. Una existencia injustificada, a la deriva, bamboleándose a donde pinte por la inercia, podría parecer, en apariencia, que también reposa en cierta tranquilidad. Pero en realidad se trata de una conciencia anestesiada. Sería como confundir a alguien que medita con una persona empastillada con somníferos.
No creo que sea posible una justificación absoluta y continua en el tiempo. Pude comprobar que se trata de momentos, de raptos de lucidez en que es posible escuchar nuestro deseo más íntimo, ese que conmueve y moviliza. De esos instantes aprendí algo que procuro no olvidar jamás: vale la pena intentarlo.

8 comentarios:

Caléndula dijo...

Martín, comparto que se trata de momentos que pueden definirse como de lucidez en que es posible escuchar nuestro deseo más íntimo.
No le afloje compañero somos muchos los que estamos en esa búsqueda.

Abrazo.

PD: me encantó el cambio de imágen por la fotito del Diego.

espifanía dijo...

Gracias Caléndula. Es fundamental no aflojarle, hay que pelearla hasta donde se pueda (y se quiera).

paula varela dijo...

hola Martín,

me gustó mucho tu reflexión, coincido con esta idea de hacerse cargo de las propias elecciones. Siempre hay que estar atento, porque, como vos decís, hay mucho "deber ser" dando vueltas por el aire y para elegir verdaderamente creo que es fundamental tener una posición activa, reflexiva y sincera.
Pienso que esta es la única forma de conectar con los deseos profundos, esos que a veces son difíciles de identificar, pero que al final son los que nos hacen sentir verdaderamente plenos.

Te mando un beso,
Paula

espifanía dijo...

Si Paula, creo también que es la única manera de poder conectarse con los propios anhelos (si es que ya están dentro nuestro pero de cierta manera "escondidos"). Ese "deber ser" que mencionás hace que muchas veces vivamos una especie de vida guionada, lo que lamentablemente nos quita cualquier chance de autenticidad.
Hay que sacudirse bien adentro para sacarse la modorra existencial.

Gracias por pasar.

Santiago dijo...

Justificar la propia existencia.. sí. Qué importante, y qué difícil, sobre todo cuando el sentido es tan fluctuante, tan difuso, tan absurdo a veces. Pero sí, hay que intentarlo, y tratar de sacar principios de acción de esos "momentos de lucidez", para alejarse de esa terrible vida guionada.

Muy bueno el escrito, y el blog en general. Saludos!

El Chalero Solitario dijo...

"Reformular, en términos sartreanos, el cógito cartesiano para pasar a ser una cosa que elige". Me dejaste pensando, Martín. Si se agarraran a trompadas el determinismo y el libre albedrío, para vos, ¿quién gana? Saludos del Chalero.

espifanía dijo...

Santiago, gracias por pasar.

Chalero, carezco del mínimo obligable de objetividad como para poder realizar un pronóstico que no sea en exceso sesgado.

Diario 2011 dijo...

Hola, te invito a que visites y visiten DIARIO 2011. Un saludo !

Ahí podrán conocer a " La Máquina de Estimar " y ver lo que estima acerca de EL DIEGOTE .