Sucumbí entre tus curvas
maquilladas con bares
entre luces de artificio
y algunas cuantas verdades...
Tus ojos, fatales como un cielo,
alumbraban el reflejo
de nuestras paródicas realidades.
No estoy sólo,
el Mediterráneo me besa con su brisa
y su sal, como una cruel pitonisa,
pregunta por ti.
Con cortesía para Barcelona y su hermosa gente, que supieron abrigar mi desamparo.
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