lunes, 29 de junio de 2009

En mi país, que tristeza...




Que sonrisa la del colorado multimillonario, que señor eficiente y exitoso que es el bigotón que sueña con ser el Berlusconi argentino. Como no votar a tipos asi de sonrientes, basta de crispación, basta de querer cambiar aunque sea una milesima parte del "status quo", basta de derechos humanos y esas estupideces. Ahora se viene una Argentina Feliz, quien te dice que hasta vuelve el deme dos, el todo por dos pesos,la pizza con champagne. Que lindo va a ser quemar neuronas esta noche con gran cuñado, seguro vaya el colo y haga chistes con su imitador y sea todo muy divertido: se termina la soberbia y el mal humor señores!
Que pueblo inteligente que somos, acierto tras acierto los nuestros. Derechos y humanos en los 70, estamos ganando en las malvinas, revolución productiva y salariazo, el asesino de plaza de mayo que se fue en helicópterto...
Y ahora, como ya nos hemos perfeccionado tanto, llega nuestro flamante gran acierto: la invención de este monstruo amarillo y negro que se llama PRO: desalojos, escuelas públicas sin gas, baja de presupuestos en salud y educación, intenciones de reprivatizar, expresa voluntad de que la seguridad social vuelva a ser un negocio, entre otras perlitas.

Ganó el vacío, el marketing, la desinformación, la exclusión, la naturalización de la pobreza, la restauración conservadora. Los ricos serán más ricos y los pobres serán más pobres, cualquiera que tenga más de dos dedos de frente sabe que es la consecuencia de votar a personajes como los que ganaron ayer. Lamentablemente, en este pedazo de tierra donde vivo, escasean las personas con más de dos dedos de frente, cada vez son menos, cada vez hay más gente idiotizada, vaciada, cegada, alienada.

Todo hace pensar que el sueño de cambiar algo desde la política en el corto plazo se empieza a agotar. Nosotros, los que todavía estamos algo despiertos, los que todavía creemos que otra sociedad es posible, los que tenemos en claro quienes han sido y son los enemigos de nuestros sueños, tenemos que buscar caminos alternativos en pos de una revolución cultural que sacuda este letargo intelectual, que rescate a las ideas de la terapia intensiva en que las puso el consumismo salvaje y que ponga fin a tanta injusticia.

No nos han vencido.

1 comentario:

Juan Olmedo dijo...

Profunda reflexión, con la cual comparto.
Gracias.